VI.

Desgarrémonos

los amaneceres ventosos de octubre,

las lunas llenas que no aullamos,

los soles eclipsados que no te pude compartir.

 

Desgarrémonos

las ausencias y las presencias,

los versos,

los pasos,

los besos,

los impulsos y los apetitos.

 

 

V.

Rompámonos

en cada ola de nuestro cuerpo,

en las erupciones que rayan

al caer el azul nocturno,

en los hervores

de cada luna negra.

Rompámonos en el viento

que dibuja quimeras de verano.

Rompámonos,

tú,

en cada frase vertida en mi caldero vacío,

yo,

en cada letra quemada

en el sahumerio que usaba en mi otra vida,

cuando fui bruja de amor.