En los albores del quinto sol
cobraron vida
las hijas de la Madre Tierra
bellas,
sapientes,
salvajes,
de cabellos ardientes,
dorados,
nocturnos,
terrenales.
Como rayos
de sol matutino
brindan su luz al mundo,
regalan amaneceres,
cosechan plegarias,
perfuman el mundo
con el suave aroma
de rocío frágil
acabado de nacer.
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