Soñé que no podía soñar… mis ojos se parecían a la negrura que es el abismo de tu alma y así, de pronto y sin aviso, desperté de mi insomnio que estuve soñando.
Category / Deseos Líricos
Eres el hombre que no,
amante nocturno que besa
la sombra de mis espinas.
De día te siento sin mirarte,
de noche te sueño
suspendido entre las olas
de mis furias rotas.
El aire convierte mi canto
en suave pena,
nostalgia pletórica de antiguas edades.
Delicado murmullo
parecido a los primeros sonidos del otoño;
más como pequeñas hojas crujientes,
menos como gritos ahogados.
Extiendo mis brazos al viento,
pinto mis sueños de amanecer
y dejo que vuelen hasta ti
al final de su travesía.
Caminaré por la noche
una a una me tragaré
las sombras que aún quedan de ti.
Cuando invoque tu no presencia
espero ver desfilar en tu altar
las madrugadas que te escribí con tinta roja
a ver si consigo cubrirlas con sangre.
Floréceme en el invierno,
ya la cigarra
dejó de cantar.
Oscuréceme,
la mitad de mí
ya es noche.
Despiértame una cascada
deja que tus peces dancen.
Rocíame un rayo de luna,
deja que el grillo
cante noches llenas.
VIII.
De-gustémonos
sin más razón que ésta:
¡Ah, cómo me gustas!
VI Bis
Desgarrémonos
los atardeceres de octubres pasados,
las lunas llenas que nos faltó pintar,
los aullidos aquellos
que gritaron nuestras ausencias.
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