No más Chihuahua negro

Esta mañana me levante con ganas de levantarme, esta mañana me paré con esa alegría característica del viernes…Adrián, como sucede cada vez que duerme demasiado, se levantó muy malhumorado, pero nada nuevo, ni nada del otro mundo.

Esta mañana era tal que hasta estaba pensando sentarme a escribir otra vez de una vez por todas, luego de dos meses de ardua lucha, porque por primera vez siento que el peso de las semanas pasadas, por fin está cediendo; sin embargo, antes de salir de mi casa para ir a trabajar, metía el periódico y precisamente cuando estaba leyendo la noticia de que habían matado a la señora Marisela Escobedo, Carlos Loret de Mola estaba dando la misma noticia por TV… hace dos meses absolvieron al asesino de Rubí (hija de Marisela) pero yo nunca había visto la nota de televisiva y no sé si hubiera preferido no verla porque mi corazón se hizo pequeñito y un nudo en la garganta me acompañó durante todo el camino a mi trabajo, cualquier madre, cualquier persona con un poquito de sentido común y el mínimo de sensibilidad se hubiera conmovido igual, porque ver enloquecer a una madre cuando absuelven al asesino confeso de su hija provoca un sentimiento de lo más desolador.

Llegué a la oficina y me empecé a preparar para seguir con mi trabajo de fin de año: reordenar mis archivos y dejar todo listo para comenzar en enero, cerrar este capítulo y darle vuelta a una de las páginas más agobiantes de mi vida, no eran ni siquiera las 10 de la mañana y al bajar para ir a comprar leche para el café, una compañera de trabajo que es como una madre adoptiva para algunos de nosotros, llorando nos contó acaba de ser maltratada por un sujeto que no merece ser llamado persona sino bestia, nuestra compañera fue maltratada por una bestia sin educación ni respeto, por un ser humano que cree que todas las mujeres son idiotas y que le deben temer cada vez que gritonea y despotrica como el reverendo cretino que es.

No es la primera vez, ya sucedió, mi compañera tiene la presión alta y la primera vez que la maltrató ella subió alterada, iba a la oficina de la “jefa”, estaba al borde de un ataque, yo fui la primera persona con la que se topó en el camino, sólo atiné a abrazarla y creí que se iba a desvanecer en mis brazos, le faltaba el aire y su presión se disparó hasta que la llevamos para que sentara y se tomara su pastilla, luego, entró a hablar con la jefa que le soltó una verborrea de lo más incongruente y entonces, mi compañera y amiga se calmó un poco, pasaron los días, creo que cerca de un mes y aquel discurso de “entre mujeres nos tenemos cuidar unas a otras” que nos soltaron durante una reunión que tuvimos posterior a ese incidente, quedó totalmente enlodado (aunque nunca nos lo creímos, claro está) porque en esta ocasión, ella fue la culpable de que esa bestia maltratara a mi amiga, quien por cierto es una persona querida por todos cuantos trabajamos ahí, cosa que sería demasiado decir de ese sujeto.

Entonces mi mente comenzó a revolucionar demasiado, la sangre me hervía a causa del coraje que estaba experimentando, aunque fue cediendo poco a poco, no obstante sigo molesta, estos incidentes me han servido para reflexionar sobre algo que de lo que siempre hablamos pero pocas veces reflexionamos a fondo, quizá porque en muy pocas ocasiones nos toca vivirlos de cerca.

Mi amiga, no merecía ese trato, si había cometido un error, entonces hubiera bastado con instruirla sobre lo que se debe o no se debe hacer, pero de ningún modo maltratarla por culpa de un capricho por demás estúpido y arrogante que sólo denotaba el gran complejo de inferioridad e inseguridad de la culpable de todo esto y lo curioso fue que mi amiga fue corregida en el momento en el que s equivocó, con eso hubiera sido más que suficiente, pero no contentos con eso, hicieron gala de su prepotencia contra ella y decidieron seguir con el asunto, peor que un niño berrinchudo al que no le cumplen un capricho.

El poder y el respeto son dos elementos que siempre debemos tener presentes, el primero a veces se tiene y a veces no, el segundo se gana, con trabajo y con ejemplo; es imposible respetar a un ser humano que vive en la incongruencia hablando de unas cosas y actuando de manera totalmente contraria. 

Ignoro si este comportamiento sean patadas de ahogado por sentir que el poder, la impunidad y sus planes se vienen abajo, pero de cualquier forma me queda muy claro que el ser humano, algunos seres humanos son más primitivos que otros y entonces me pregunto ¿en verdad todos tenemos el mismo valor taxonómico? ¿en verdad pertenecemos al mismo orden, al mismo género? Es curioso, pero sí, aunque no todos razonemos al mismo nivel y aunque no todos poseamos la misma sensibilidad, sin embargo, sucesos como el asesinato de la madre de Rubí, como la absolución del asesino confeso de su hija   o como el maltrato que sufrió mi amiga son hechos que no debemos olvidar, que no debemos pasar por alto, que no debemos soslayar, pues en la medida en la que nos indignen estos hechos y en la medida en la que hagamos algo, cuanto esté en nuestras posibilidades, es en la medida en que aspiramos a un mundo mejor y no mejor para nuestros hijos, no hay que esperar tanto, hay que empezar desde ahora, ya basta de seguir viviendo en un Chihuahua negro, ya fue suficiente de bestias, de asesinos impunes y de miedo, los buenos somos más, sólo hay que sumar.

Un abrazo para todos y mis mejores deseos en este año que termina, que las bendiciones lleguen a sus vidas en el año que comienza.