Como la lluvia

Como la lluvia

que se filtra infame

por los huecos de la piel

y va a dar

al centro mismo de los huesos,

allá donde la sangre nace,

es el recuerdo,

calador,

húmedo,

excitante,

perturbador…

 

Agudo,

como los aullidos

del lobo nocturno

lunático.

 

Ansioso,

como el recién nacido

que busca el duro pezón

en los pechos pletóricos

de su madre.

 

Hinchado,

como el clítoris generoso

de la amante dispuesta

a gritar

sus mil orgasmos.

 

Pero más como la lluvia

en un día de lobo aullador,

en un día de alma mater,

en un día de sexo iracundo,

cuando todo se filtra

hasta el centro mismo

de la nada extendida.

De volcanes…

Ojalá su volcán

sea tan grande

para saciar

todas tus ganas,

tus ansias,

tu sed…

 

Que su centro

ardiente

consuma tu locura

y te deje

queriendo más.

 

Que su magma

derrita la obscuridad

de tus noches

en el verano de tu vida.

 

Que toda su incandescencia

alcance para encender

la esperanza marchita

de sus ojos errantes.

 

Que el hervor interno

fusione

sus antojos con los tuyos

en un coctel

de lava sangrante.

 

Que su explosión

conduzca tus fantasías

hacia la tierra

de las sombras

para traerla de vuelta

con el brillo

de sus pupilas.

 

Que las exhalaciones

de su piel volcánica

emanen

como manantiales

ante la indómita cascada

de sus instintos palpitantes.

 

Que sus humedades calientes

hagan retoñar

las ganas marchitas

de tu cuerpo

interminable.

 

El tren

La vida

es un tren de vapor

con «traca traca»

y «pu puuuuuuuuu»

«chucu chuchu».

 

Avanza y traquetea

por las vías,

no vacila,

sólo silba su llegada,

«pu puuuuuu».

 

Atraviesa

caminos intrincados,

cruza bosques,

vence a las montañas.

 

Une destinos,

transporta pesadas cargas;

le gana la batalla al viento,

a la nieve,

al granizo.

 

Alma de acero

corazón de fuego ardiente,

majestuoso,

imponente,

mágico.

 

A veces llega tarde,

aunque todos advierten

su gloriosa llegada.

 

Un tren de vapor

es como la vida,

con su «traca traca»

y su «chucu chucu»

canta «pu puuuuuuuu».

¿Qué podría…?

¿Cómo reivindicarte mujer?

 

Mientras haya gorrioncillos violentados

por vender sus caricias

al insaciable lobo nocturno.

 

Mientras haya margaritas deshojadas,

despojadas de su dulzura primaveral

sin haber probado

las mieles de la madurez.

 

Mientras haya

mariposas que viajan

buscando hogar seguro.

 

Mientras el viento

no sea eficiente mensajero

para llevar alivio o consuelo.

 

Mientras el amor

se quede guardado bajo llave

en el baúl del desván.

 

Mientras tú mujer,

no encuentres bálsamo curativo,

amor,

perdón o esperanza.

 

¿Qué podría reivindicarte?

¿Qué sino la mirada de tu hermana?

¿Qué sino el entendimiento

de quien ha sufrido lo mismo?

¿Qué sino la risa de tu hijo?

¿Qué sino los brazos de tu madre?

 

Sólo quizá

la complicidad de un compañero

el hechicero de tus días,

de tus noches…

mientras tanto…