Poder escuchar la respiración de los asistentes, sentir el calor que emana de sus cuerpos y mirar el brillo de sus ojos es un privilegio reservado a los teatreros muy atrevidos que apuestan a la intimidad del vouyerismo.
Para todos aquellos «feisbuqueros» que se dedican a «stalkear» los muros de sus amigos y sus enemigos con el pretexto de no tener nada mejor qué hacer o tan sólo motivados por la insana curiosidad de saber qué hacen y qué publican sus contactos -y hasta los que no son contactos- a cada minuto, les tenemos una recomendación mucho más sana y sobre todo, menos peligrosa: EL TEATRO BREVE.
La idea de Teatro Breve tiene su origen en otra: el microteatro que no es otra cosa que un formato teatral en la que un máximo de 10 a 15 espectadores presencian una obra de máximo 15 minutos; no obstante, nos explica Ernesto Medina, director general de Teatro Breve «por cuestiones de derechos de autor» se optó por buscar otro nombre, otra etiqueta y con el plus de que en una misma tarde de teatro, los espectadores pueden presenciar hasta 6 obras diferentes sin una relación entre ellas; no hay un orden específico a seguir, uno entra a la primera sala que le llama la atención y finaliza con la que quiere; no sólo se trata de una manera diferente de hacer teatro sino de una nueva forma de verlo y disfrutarlo.
Se trata de una apuesta: en un mundo en el que las pantallas y los teclados nos separan, el arte nos re-conecta, nos hace cómplices de las historias que presenciamos porque estamos a un brazo de distancia de los actores y si somos lo suficientemente receptivos, podríamos sentir lo que ellos están sintiendo, literalmente.
Es una paradoja: acostumbrados a estar fisgoneando en los muros de Facebook, nos hemos alejado tanto de las personas que ahora hasta las llamamos «contactos» -otra paradoja- aunque en realidad se encuentren lejos y no porque vivan en otro país sino por la simple y sencilla razón de que ahora preferimos «estar en línea» que decir hola en persona; de tal manera que acercar el teatro a la gente resulta una idea inspiradora y tranquilizante en un mundo convulsionado y loco como el nuestro.
Toda esta idea bastante vanguardista comenzó cuando Adrián Almeida presentó una obra corta en Casa Siglo XIX, lo que dio pie a que un grupo de personas dedicadas al teatro tuvieran la idea de presentar no una sino varias obras de teatro cortas en un mismo recinto pero en distintos espacios; así fue como los talentos de 6 autores y directores diferentes se unieron para dar pie a esta idea llamada TEATRO BREVE.
El sitio elegido para esta empresa fue el Foro Campobello a cargo de la actriz y bailarina chihuahuense Sagrario Silva, quien generosamente les dio a este grupo de teatreros la oportunidad de presentar la primera temporada de Teatro Breve en la que se presentaron «La despedida» de Erik Venzor; «A mí me gustan las enanas blancas» de Adrián Almeida; «Entre piernas» de Ernesto Medina; «Monólogos de la barriga» de Jesús Pérez López; «¡Abre la puerta!» de Laura Doci y «Diálogos entre paredes» Karina Rascón.
Ahora, de nueva cuenta, el Foro Campobello será la sede para la segunda temporada de Teatro Breve que tendrá lugar del 1º al 16 de abril, durante tres fines de semana con la posibilidades de realizar reservaciones debido a que los espacios en los que se presenta cada obra son pequeños y se llenan rápidamente.
Los vientos del desierto 